Tartu, la ciudad de Europa del Este que adoptó a los organilleros

Cuando pensamos en la tradición de los Organilleros, generalmente evocamos la Ciudad de México. Tal vez, también se piensa en Alemania, país que tiene la mayor cantidad de organillos en el mundo. Sin embargo, hay una pequeña ciudad en el Báltico en un país llamado Estonia (está al norte de Europa del Este y hace frontera con Rusia) que hace unos años instauró el Festival de Organilleros en Primavera como una de las principales atracciones turísticas de la región.

En esta pequeña ciudad con unos 90,000 habitantes se dan cita desde hace tres años organilleros de varios países. En su primera edición incluso asistió una simpática chica de Japón que canta música internacional en su lenguaje natal y toca su pequeño organillo fabricado en Francia. La municipalidad de la localidad invita a hospedarse a los Organilleros en el hotel de la plaza principal y organiza los eventos.

Las actividades de los Organilleros durante los tres días de festival incluyen tocar sobre un barco en el rio que cruza la ciudad ante el asombro de quienes disfrutan a las orillas del afluente, tocar música sacra en la histórica iglesia local e instalarse en el parque de niños para hacer actividades lúdicas para chicos y grandes. Por las noches los organilleros tienen tiempo y permiso para tocar entre las calles de la localidad y recibir propinas de la gente que los escucha mientras disfrutan en los restaurantes al aire libre.

Debido a la pandemia que cunde en el mundo, la edición 2020 era probable que no se realizara. Sin embargo con todas las medidas de sana distancia y en eventos realizados principalmente al aire libre el festival se logró hacer. Este año participaron organilleros del sur de Alemania, del Báltico y de Finlandia.

Primer Festival de Organilleros en Tartu.

Aunque es poco conocido, la zona de Europa del Este como Praga y Varsovia tuvieron una tradición de organilleros. En Finlandia país al norte de Estonia y en la ciudad más al norte del mundo -Helsinki-, vive el profesor Markku Karvonen quien ha realizado durante años lo que llamó “Estudios históricos del organillo”. El profesor Karvonen realizó la reconstrucción sobre “El último organillero de Finlandia”. En idioma fines: “Suomen viimeinen posetiivari”.

En sus investigaciones encontró que existieron organilleros viajeros, principalmente de origen italiano que se instalaron en el país nórdico. Como sucede en la mayoría de los casos existen diversas leyendas urbanas sobre quienes eran estos personajes en las que incluyen relatos en los que estos personajes de aspecto humilde e instrumentos en mal estado hicieron cuantiosas sumas de dinero y propiedades tocando con sus cilindros. Lo que si se sabe históricamente es que llevaban con sigo papelitos con los que adivinaban la suerte de las personas e incluso cantaban.

Antiguo Organillero de Finlandia.

Tartu, la ciudad del Festival de Organilleros en Primavera cuenta con una larga e interesante historia. Sus origines se remontan a las fortalezas y castillos del año 1,000 d.c. Esta ciudad es considerada la capital cultural del país y su actividad científica es también muy prominente, ahí fue fundada la Universidad de Tartu en 1632 por Gustavo II Adolfo de Suecia. Curiosamente bajo la tutela de Unión Soviética fue declarada Ciudad Parcialmente Cerrada por lo que durante décadas y apenas hacia los años 90s estaba prohibido visitarla y pernoctar en la misma para cualquier extranjero.

Hoy en día, esta ciudad con su templado clima veraniego típico de las gélidas regiones del mundo, se pone a la vanguardia al realizar el primer festival internacional de organilleros en un mundo post-pandemia. Nos enseña que la alegría y esperanza persiste en uno de los rincones más lejanos del mundo.

Texto publicado por Victor Maya

Organillero e investigador de la música mecánica.