Berlín, el festival de organillos donde México se hace un huequito

Pasear por la ciudad de Berlín permite presenciar dos caras de Alemania: La ciudad moderna con edificios de vanguardia donde se puede beber en la vía pública, pero también la ciudad antigua, la que ha sobrevivido guerras y fue seperada por muros ideológicos.

Berlín es un referente obligado en la historia y tradición del organillo. Por más de dos siglos los altos edificios familiares de Berlín han sido testigos de este ingenioso instrumento. Tocar bajo los apartamentos mientras las familias se asoman por las ventanas y los niños corren escandalosamente a bailar junto al señor que toca la estridente música es una escena cotidiana de esta ciudad.

Los participantes afinan sus instrumentos para tocar por las calles de Berlín.

La tradición del organillo se instaló en Berlín a mediados del siglo XIX principalmente de la mano de migrantes italianos. Una fabrica de organillos que subsistió por generaciones fue Bacigalupo de quien varios miembros de la familia emigraron desde Italia a Alemania.

En 1847 Battista Bacigalupo nació en Modena Italia. En su juventud viajó a Francia donde aprendió la fabricación de órganos por parte de Ludovico Gavioli, maestro fabricante de quien se conservan muchos organillos en el mundo. Bacigalupo emigró posteriormente a Alemania en 1867, donde se instaló provisionalmente en Hamburgo reparando instrumentos musicales.

Para 1873 finalmente llegó a Berlín y fue para 1879 que fundó la compañía “Frati & Co” en la cual fabricó instrumentos del tipo Harmonipan y Violinopan. Para 1889 nació en Alemania Giovanni Bacigalupo -hijo de Battista- en la emblemática calle “Schönhauser Allee 74”. En sus mejores años a principios del siglo XX la fabrica de organillos de G. Bacigalupo llegó a emplear hasta 50 trabajadores especializados en diferentes partes de los instrumentos mecánicos.

Un organillo que fue originalmente vendido en México y restaurado en Alemania.

Muchos de los organillos que llegaron a México importados por la casa Wagner desde Berlín están grabados en la parte frontal con el texto; “Schönhauser Allee 74”. Esta inscripción hace mención a la calle y número donde estaba situada la fabrica de organillos.

Se estima que unos 200 organillos fueron exportados hacia México a principios del siglo XX. La mayoría de los instrumentos históricos importados fueron revendidos a coleccionistas extranjeros por lo que en la actualidad no existe el dato de cuantos quedan, siendo no más de una decena.

En el escenario se pueden apreciar diversos tipos de organillos.

El Festival

Con las décadas las fabricas y talleres de organillos de Berlín cerraron. En la actualidad existe tan solo un fabricante que hereda la tradición de fabricar organillos. En contraste, la comunidad de organilleros y entusiastas de la música mecánica en Berlín es muy activa. El primer fin de semana del mes de julio se realiza cada año el “Festival Internacional del organillo”. Este año se abría realizado su edición número 41, pero fue cancelada debido a las restricciones por la pandemia.

Participan unos 150 invitados de varios países de la Unión Europea y América. En 1990 llegó a tener la máxima participación con 280 organilleros. En este festival se aprecian las formas tradicionales del oficio de organillero. Solo está permitido participar con organillos de sistema mecánico tradicional, es decir, que produzcan la música a través de un rollo de madera o de papel perforado. Los instrumentos que no se permiten son los que son asistidos por microchips. Con los años algunos personajes organilleros se han convertido en una estampa de esta celebración. Se puede uno encontrar con un oficial del viejo Berlín, baronesas de principios de siglo y organilleros con atuendos típicos de sus países.

La presidenta del Club Internacional de amigos del organillo presenta y toca los instrumentos en el escenario.

Organilleros de México participaron por primera vez en la edición número 38 del Festival Internacional de Organillos de Berlín. En aquella ocasión se interpretaron melodías mexicanas en organillo como el corrido popular “Juan Charrasqueado”. Los organilleros mexicanos también participaron con sus uniformes de tradicionales de “Los dorados de Villa” en el desfile que se realiza.

Una de las más populares avenidas de Berlín, la famosa Kurfürstendamm es cerrada para dar paso a los organilleros que desfilan tocando todo tipo de organillos para el público que se detienen en la ajetreada ciudad para escuchar la música de tan peculiares personajes. Después de recorrer una decena de calles a pie el desfile llega a la emblemática Breitscheidplatz, una plaza reconocida como el centro del antiguo Berlín occidental.

Los Organilleros de México son desde hace varios años un atractivo del festvial de Berlín.

La plaza Breitscheidplatz es el lugar en donde por tres días continuos se puede no solo disfrutar de la música del organillero. Tambien comida típica de la ciudad se encuentra como uno de los atractivos. Se puede degustar una deliciosa “chilliwurst” que es una salchicha picante con mostaza tradicional. No podría faltar en una celebración Alemana cerveza de barril como Beck’s o algo más local como Berliner Kindl.

Finalmente un espacio histórico es usado para el acto más solemne de la festividad de organilleros, es el concierto en la Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm. Esta iglesia fue destrozada por bombas en la toma de Berlín durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy se conservan sus ruinas como memorial sobre la insensatez de la guerra. La comunidad fraternal del organillo en Berlín hace un gran trabajo organizando cada año la festividad y realizando actividades para la conservación de esta tradición.

Se estima que aún existen unos 1,000 organillos antiguos en Alemania. De tener suerte uno puede escuchar en alguna plaza o calle este típico juglar callejero. Este año una delegación de cinco organilleros de México asistirían al Festival Internacional de Organilleros de Berlín. La situación de pandemia provocó la cancelación del Festival y del viaje. De darse las condiciones los organilleros de México buscarán poder participar en alguna edición próxima del festival y representar a México con música típica.

Los artistas exponen sus instrumentos y algunos cantan melodías típicas
Texto publicado por Victor Maya
Organillero e investigador
de la música mecánica